jueves, 14 de agosto de 2014

Ironía


Hallazgo de hoy, 14 de agosto de 2014, a las 12:47, buceando en mis cuentas de Internet tratando de entretener las ideas mientras pasan las horas interminables en la oficina:

En marzo de este año escribí el siguiente borrador, con intención de publicarlo en algún momento que tuviera tiempo para revisar faltas de ortografía y demás... Ya ni lo recordaba. Hoy me he encontrado con esto, casi por casualidad:


"27/03/14


Cómo es la vida… Es increíble lo que pueden llegar a cambiar las cosas en un chasquido de dedos. Leo ahora mi último post en este blog ya casi olvidado y me parece increíble que haya pasado prácticamente un año desde entonces. Parece que fue ayer.


Sin embargo todo –o casi todo- ha cambiado. Parece una broma. Alguien ahí arriba se lo debe estar pasando bomba manejando los hilos, desde luego.

En resumidas cuentas, podría decirse que vuelvo a vivir sola, de nuevo sin haberlo elegido y, de nuevo, indefinidamente. Doy gracias a que mi corazón no está roto, sólo descompuesto, dividido. Una mitad está aquí conmigo y la otra voló a tierras germanas hace ya casi un año por exigencias del guión. Concretamente, hace ya 10 meses, con su verano, su otoño, su invierno y ahora, su primavera. Y lo que te rondaré, morena.

Llevo mucho tiempo pensando en cómo escribir esta entrada. Y aún ahora mismo, mientras mis dedos pulsan las teclas, sigo sin tenerlo claro. No sé cuándo ni con qué noticias escribiré la siguiente entrada, ni con qué ánimo. Me aterroriza pensar en más allá del próximo fin de semana. No puedo ni quiero hacer planes porque si los hago ni siquiera sé si llegarán. Si algo me ha enseñado la vida es que nunca puedes imaginar lo que tiene preparado para ti. Lo que viene a la vuelta de la esquina. 

Sí, sí, niña, tú haz tus planes que ya verás lo que nos vamos a reir… 

Desde siempre he tenido más o menos claro el camino que quería tomar en mi vida, he ido dando los pasos que he creído apropiados, consecuentemente, coherentemente, he sido poco atrevida, procurando no arriesgar, no dejar demasiadas cosas al azar y, sin embargo, siempre ha habido un giro inesperado por alguna razón y me ha tocado recomponerla con lo que me queda cada vez. 

Ahora, bonita, no iba a ser menos, ya deberías saberlo.

Pero ya los años empiezan a ir jugando en contra. Y no me malinterpreten, sé que soy joven. Acabo de entrar en la treintena y me queda casi toda la vida por delante, soy plenamente consciente. Pero tolero regular los desórdenes vitales, la improvisación y puede que para eso sea de la vieja escuela, pero opino que cada cosa tiene su momento y su lugar. Lo que bien empieza bien acaba, ya saben. Llámenme conservadora si quieren. O cobarde, ya puestos.

Estos meses han consistido básicamente en esperar. Esperar a la noche para saber cómo te ha ido el día. Esperar al viernes que llega tu avión. Esperar decisiones. Esperar noticias. Esperar. 

Y ahora seguir esperando. Un poco hastiada, no lo niego.

Yo quiero una vida normal, señores, un trabajo, una familia, una casita… ¿es tan difícil de conseguir? Supongo que en todas partes cuecen habas y tengo que sentirme afortunada por la vida acomodada que tengo. Gracias a Dios tengo a los míos (a unos más cerca que a otros), estoy sana, tengo un buen trabajo que me permite pagar las facturas y hasta comprarme esos zapatos que tanto me gustan. Pero no puedo evitar sentir que eso no es todo. Que eso no llena todos los huecos. Imagino que cualquier persona que tenga dificultades y me lea ahora mismo estará pensando que soy una niñata insatisfecha y caprichosa y unos cuantos improperios más… Pues seguramente, pero así es. Lamento ser políticamente incorrecta pero esa es la verdad, tengo más aspiraciones, quiero avanzar. No puedo evitar ver muchas otras personas a mi alrededor y sentir envidia, frustración y hasta autocompasión. No son tan distintas a mí, ¡joder! Y sin embargo sus vidas y la mía no pueden ser más divergentes.

Moraleja: la vida se mueve, señores. No den nada por hecho, que todavía tienen que doblar la próxima esquina."



....


Hoy, 14 de agosto, casi 5 meses después, me encuentro con esto y con resignación constato lo que fue la crónica de una muerte anunciada. Tal y como ya lo vaticiné entonces, aquello se ha tornado en mi cruel realidad. Leo mi última entrada publicada, antes de verano de 2013, cuando yo era la viva imagen de la felicidad, las cosas no podían marchar mejor, moría de amor y mi vida parecía la de la protagonista de un anuncio de coca-cola, vamos... Y ahora, leo estos renglones que en su momento no tuve tiempo, valor o ganas de publicar... ¿No es irónico?


Desbancada, destronada, lastimada, abandonada, herida y hundida. Por una distancia que se ha convertido en muro infranqueable. Por un abismo de trabajo insuperable. Y por unas diferencias que has decidido irreconciliables. Después de cuatro años de amor, dos años de convivencia, mil planes pendientes, millones de cosas vividas y mil millones más de cosas por vivir... Y a cambio, un montón de puntos Iberia.



Y vuelvo a ser La Nueva Vecina.


Definitivamente, el de los hilos está despepitado de la risa. Ya está bien.






LNV